Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL


100386
Legislatura: 1894-1895
Sesión: 8 de Marzo de 1895
Cámara: Senado
Discurso / Réplica: Discurso
Número y páginas del Diario de Sesiones: 77, 1423-1424
Tema: Discurso sobre insurrección en la isla de Cuba

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): Pido la palabra.

El Sr. VICEPRESIDENTE (Marqués de Ayerbe): La tiene S. S.

El Sr. Presidente del CONSEJO DE MINISTROS (Sagasta): El Sr. Fabié ha interpretado bien el parte que, por lo visto, está expuesto en la tablilla del Senado. Yo creí que ese parte tenía algunos detalles más, porque me figuré que también se hubiera puesto en dicha tablilla el que ha recibido el Ministro de la Guerra, que es el que completa las noticias del parte expuesto.

En efecto, el general Garrich llegó a Baire y se encontró con que los sublevados, en vez de esperarlo, huyeron; pero como tuvo noticia de la dirección que llevaban y del punto a que se dirigían, sin descanso salió a su encuentro y los batió en Los Negros, donde los derrotó, según consta en los partes que voy a tener la honra de leer.

?Habana 7 de Marzo de 1895 (sin hora).- Madrid 7 de Marzo de 1895 a las 7,43 noche.-Capitán general a Ministro de Guerra. ?Ayer once mañana entró general Garrich en Baire abandonado por sublevados, saliendo inmediatamente para Los Negros, donde supone enemigo. Se sabe se le huyó mucha gente, y se acogieron a indulto 43. Partidas reunidas Guantánamo se dirigían a Ramón Yaguas perseguidas; llevan dos jefes heridos. Partida Villas va reduciéndose números unos 40, habiendo escisión entre ellos; siguen muy perseguidos, diciéndome general Luque puedo disponer fuerza detenida allí viaje Cuba por acontecimientos Villas. Seguirán, por tanto, Cuba por expresar general Lachambre tiene escasas fuerzas. -Calleja. Es copia.?

De manera que el Sr. Fabié interpretaba perfectamente el parte expuesto en la tablilla, y como se ve, las noticias no pueden ser más satisfactorias.

Pero el Sr. Fabié ha entrado con ese motivo en una cuestión verdaderamente grave, que es la que puede resultar de la impresionabilidad de nuestro carácter y de nuestro pueblo. Aquí la noticia aún no confirmada del menor contratiempo, alarma a veces tanto que ofusca los ánimos, y es necesario, sean cualesquiera los accidentes que ocurran, que todas las Naciones los tienen, proceder como proceden los pueblos viriles, porque no digo yo por noticias que no se confirman, y que, por el contrario, se ve que son absolutamente falsas, sino por noticias verdaderas de cualquier contratiempo, no debe el país perder su serenidad. En la guerra lo mismo se puede ganar que perder, y es necesario estar preparado para todo. Recuerdo que en las expediciones de los ingleses en Egipto quedó prisionero el general Gordon e Inglaterra envió en socorro suyo al general Volseley, el cual quedó también prisionero y su columna dispersa. Pues Inglaterra no se conmovió; tanto, que dijo: las cosas no están para seguir adelante la campaña, y la suspendió para mejor ocasión.

Es necesario, pues, que tengamos la tranquilidad propia de los pueblos viriles.

Aquí no hemos tenido el menor contratiempo y apuro, y creo que no le hemos de tener. No ha habido, pues, el menor motivo para la alarma que ayer hubo por noticias recibidas por conductos ignorados, o por particulares más o menos apasionados o asustados de lo que allí ocurre. El Gobierno dirá a las Cortes y al país cuanto ocurra, y mientras el Gobierno no dé o confirme esas noticias desfavorables, no deben creerse.

Hace días decían que había muerto el general Lachambre; después el general Luque; luego dijeron que estaban destruidos qué se yo cuántos batallones o destacamentos nuestros. Pues todo esto que enseguida se ha desmentido, debe servir de experiencia para acoger esas noticias con todas las reservas debidas y con calma y tranquilidad. [1423]

Ha tratado también el Sr. Fabié una cuestión delicada; la de las autoridades de Cuba. Yo puedo decir al Sr. Fabié, y lo digo como ha dicho S. S., con la cara muy alta, que el Gobierno no tiene motivo ninguno para dudar de la energía, lealtad y aptitud de las autoridades de Cuba, y mientras no lo tenga, aquellas autoridades seguirán en su puesto con toda la autoridad que pueda comunicarles el Gobierno. Hasta ahora el Gobierno cree que han procedido con tanta actividad y energía como pudiera haber procedido el general más ilustre y con más títulos para mandar en Cuba. Después de todo, mientras el Gobierno no destituya a aquellas autoridades, como ha dicho el Sr. Fabié, debe suponer S. S. que merecen la completa confianza del Gobierno.

El Gobierno la ha tenido antes, la tiene ahora, y mientras no existan razones en contra la tendrá en lo sucesivo. Hasta ahora no tiene más que motivos de aplauso para aquella autoridad militar, y espera que seguirá teniéndolos, porque todos los antecedentes del Sr. Calleja, como soldado, le abonan.

Esté, pues, tranquilo el Sr. Fabié, que desde el momento en que el Gobierno viera flaqueza o debilidad o falta de competencia en alguna de aquellas autoridades, en el acto las revelaría y las reemplazaría; pero mientras tanto, no; el Gobierno da a aquellas autoridades toda la fuerza que necesitan, y espera que el país también se la dé, no admitiendo, como no admite, sin la debida protesta, que una autoridad que está al frente de nuestro ejército combatiendo al enemigo de la Patria sea discutida en estos momentos. Podrá ser discutida después; se le podrá exigir la responsabilidad a que haya lugar, si incurre en ella, pero entretanto es deber del Gobierno y de todo español sostenerla, robustecerla y prestarla toda la fuerza y todo el prestigio de que el Gobierno y todos los españoles sean capaces. (Muy bien, muy bien.)



VOLVER AL MENÚ PRINCIPAL